La ciencia de cómo hacer que la intuición te hable

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A riesgo de simplificar demasiado, la intuición es cuando la información se activa en nuestro cerebro sin que nos demos cuenta. Cuando nos sentimos obligados a actuar o pensar de manera diferente sin poder explicar por qué y sin recuperación consciente, eso es intuición en juego. El pensamiento consciente, por otro lado, es cuando la información se activa con la conciencia.

Esta recuperación subconsciente de información es lo que puede llevarnos a pronunciar palabras tranquilizadoras a nuestro cónyuge de la nada, abrazar a un amigo por razones que aún no podemos explicar, o lanzarnos al otro lado de la acera antes de que un automóvil se acerque a toda velocidad. esquina.

Nuestra mente conecta constantemente lo que percibimos a nuestro alrededor con nuestras experiencias pasadas, recuerdos y conocimientos. Algunas de estas conexiones se abren paso en nuestra conciencia, cuando se nos ocurre una idea, pensamos en un problema mundial o nos empapamos del mundo que nos rodea. Tendemos a concentrarnos demasiado en estos pensamientos conscientes; después de todo, esto es lo que podemos notar.

Pero lo que no se abre paso es igual de importante, si no más.

A la “voz" de la intuición se le ha dado un puñado de nombres. 1 Oprah Winfrey, en su libro The Path Made Clear, habla de cómo la intuición nos “susurra” a lo largo del día. Otros se refieren a la intuición como una “voz suave y apacible” en nuestra cabeza, otros como un “instinto visceral”. Cualquiera que sea la etiqueta, la intuición siempre está ahí: un zumbido de fondo de pensamientos subconscientes relacionados con nuestro mundo consciente, pasando por debajo de la delgada superficie de nuestra conciencia.

En términos generales, cuanto más tranquila sea nuestra mente, más probable es que escuchemos este trasfondo intuitivo. En pocas palabras, un pensamiento consciente es una red de conexiones en nuestro cerebro que se ha activado lo suficiente como para romper nuestra barrera consciente. Como escribí en Hyperfocus, la capacidad de nuestra conciencia es mucho menor de lo que pensamos. Solo podemos tener tantos pensamientos en nuestra mente a la vez. Y así los pensamientos compiten por nuestro espacio mental. La red de pensamientos más activada es la que gana el premio de nuestra atención.

Pero un número mucho mayor de redes neuronales e ideas no ganan. En este sentido, nuestra mente es como un iceberg; solo somos conscientes de los pocos pensamientos que flotan sobre las aguas de la conciencia. La mayoría de los pensamientos residen más profundamente. Poder escuchar la intuición hablar es un simple juego de números. Cuantos menos pensamientos haya para ahogar la voz de la intuición, mayores serán las probabilidades de que la intuición se abra paso para alterar la forma en que pensamos y actuamos.

Cuanto más tranquila esté nuestra mente, menos pensamientos generaremos en respuesta a lo que sucede en nuestro mundo. Una mente tranquila también significa reaccionar menos a nuestros propios pensamientos: recordar un recuerdo vergonzoso que lleva a una serie de pensamientos negativos en cascada, por ejemplo, o recibir un correo electrónico enojado que contribuye a pensamientos turbulentos por el resto de la tarde.

Si bien esta publicación ha sido un poco más técnica, las tácticas para calmar nuestra mente son todo lo contrario. Aquí hay algunos simples pero sorprendentemente poderosos que puede poner en práctica de inmediato:

  • Meditar. La meditación te permite darte cuenta y alejarte de tus pensamientos. Observarlos desde la distancia te permite desapegarte un poco y no tomarte tan en serio estos disparos mentales aleatorios. Si se hace con la suficiente frecuencia, la meditación conduce a una mente tranquila y ayuda a alinear su atención hacia lo que está frente a usted. Aquí hay una guía que escribí que tiene todo lo que necesita para comenzar.

  • Crea más espacio en blanco. El espacio en blanco, tiempo vacío en su calendario donde puede intercambiar ideas, planificar o trabajar en lo que le apetezca, le permite alejarse de las exigencias de su trabajo y de su vida. El trabajo puede ser estimulante tanto para bien como para mal, y este constante movimiento puede perturbar tu mente. La calma llega cuando damos un paso atrás en nuestras ocupadas vidas. 

  • Crea un ritual lento . Cree un ritual en su día en el que disminuya la velocidad deliberadamente y deje que su mente divague. Cualquier hábito simple funciona: beber su café de la mañana con solo un bloc de notas frente a usted, escribir un diario por la noche o dar un paseo por la naturaleza antes de comenzar el día.

Cuanto más calmada esté su mente, menos ruido mental tendrá oscureciendo la voz intuitiva muy por debajo de la superficie de su conciencia. La intuición siempre estará ahí para ti; depende de ti crear el espacio para que pueda hablar.

Fuente de grabación: alifeofproductivity.com

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